lunes, 15 de noviembre de 2010
UNA LECTORA NADA COMÚN - Alan Bennett
Si sus perros hubieran respondido a su llamada, la reina no habría descubierto el vehículo de la biblioteca móvil del ayuntamiento aparcado junto a las puertas de las cocinas del palacio. Y no habría conocido a Norman, el joven pinche de cocina que estaba leyendo un libro de Cecil Beaton e iba a constituirse en su peculiar asesor literario.
Pero ya que estaba allí, la reina decide llevarse un libro.
¿Y qué puede interesar a alguien cuyo único oficio es mostrarse interesada?
Isabel II de Inglaterra descubre en los estantes de la biblioteca el nombre de una escritora que conoce, Ivy Compton-Burnett. Y de ella a Proust. Y de Proust a Genet, cuya sola mención hará temblar al presidente de Francia, sólo median algunos libros.
Así, azarosamente, ella, que hasta entonces sólo había sido un lugar vacío ocupado por una fuerte idea del «deber», descubrirá el vértigo de la lectura, del ser, del placer.
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3 comentarios:
Me pareció ameno y de fácil lectura.
No se si lo que yo he extraído del libro se ajustará a lo que el escritor quiso mostrar, pero a mí me parece que critica de una manera muy suave a la monarquía británica e instituciones del gobierno y demás poderes.
No les deja en buen lugar, la sensación que tengo es que estamos gobernados por gente poco instruída.
Hay diálogos estupendos y frases que no tienen desperdicio si se analizan con calma.
Nives
Una novela de fácil lectura, corta y llena de frases que no tienen desperdicio, un conjunto de aseveraciones dando que pensar sobre la realidad y reafirmar lo que ya sabemos, la influencia de las lectura. Texto ficticio, donde el autor coloca sutilmente su forma de ver las cosas.
Lo comentaba una de nuestras compañera en la disertación al tener conocimiento de la personalidad del Bennet, un tanto contestatario con las “normas” sociales establecidas o, a la falta de respeto hacia las vidas ajenas,a la política, al rebaño en que a veces nos convertimo a base de publicidad dirigida a consumismos innecesarios, al estiramiento en general de los estamentos e instituciones, en definitiva, un inconformista buscando mejoras.
Plasma de manera mordaz una caricatura de la soberana inglesa, lleva sutilmente al terreno de sus ideas o simplemente, hace de nuestra imaginación el disfrute de esa lectura o lo contrario, sería cuestión de analizar el momento y tiempo del lector, releer o hacerlo a intervalos.
Hizo regresar a mi mente situaciones en que por leer, era castigada o regañada pues abandonaba mis obligaciones por esa pasión devoradora de todo lo escrito, entendí muy bien esa sensación de la supuesta reina lectora, encontré entre líneas ese humor dibujándome todo el tiempo una sonrisa.
Imaginé si no estará sucediendo eso que relata en nuestra masa social y política, quizá la lectura podría ser la cura ante tanto improperio lingüístico falto de contenido y de soluciones, a lo mejor se dejaría el amarillismo de vidas ajenas y fantasiosas a un lado, a comprender o humanizar, resolver que tenemos la libertad de pensar por nosotros mismos…
Es una utopía preciosa.
No por leer conseguimos cambiar todas nuestras valoraciones, ni nos convierte por arte de magia en seres equilibrados, simplemente ocupamos un tiempo de forma amena, recogidos como en este caso, en un grupo con diversas opiniones (qué de eso se trata, percibir que la lectura llrga de diferente manera a cada lector), o en soledad, compartiendo con el autor una experiencia “fantástica”.
Al final Benet consiguió que se discutiera sobre su argumentación, valorar e intentar llevar a la realidad su fantasía. Sí, hay que reconocer que lo consiguió.
Quizá sería bueno recordar que hemos de respetar lo establecido aún en lo incomprensible, pues al final se cometen asimismo deslices, igualmente puede tratarse de una autocrítica.
Me gustó; es una filosofía sutil que atrapó a los que les gustó y a los que no.
En fin, medio mundo habla del otro medio… y yo leo al resto.
Lns.
Efectovamente es una obra que se lee de seguido. En mi caso así fue y en dos días tenía la novela terminada.
Personalmente he leído obras de humor inglés más entretenidas.
Buscar a través de ella segundas partes, no creo que ese haya sido el mensaje del autor, pero bueno, es mi opinión.
Resumiendo, un libro que se lee casi del tirón y que devuelves sin que te deje una mala sensación.
Rafael
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