La tía Tula, sin duda la más popular de las novelas de Miguel de Unamuno (1864-1936), es, según su autor, «la historia de una joven que, rechazando novios, se queda soltera para cuidar a unos sobrinos, hijos de una hermana que se le muere.
Vive con el cuñado, a quien rechaza para marido, pues no quiere manchar con el débito conyugal el recinto en que respiran aire de castidad sus hijos.
Satisfecho el instinto de maternidad, ¿para qué perder su virginidad? Es virgen madre».
Pero sobre este cañamazo argumental teje Unamuno una obra cargada de sentidos plurales: Tula, la protagonista, que encarna la concepción tradicional de la familia y de la mujer y que es, a al vez, víctima de ella, ejemplifica la figura del agonista unamuniano dividido en mil contradicciones.
Anna Caballé, profesora de Literatura Española de la Universidad de Barcelona, ofrece en la Introducción un estudio que explora en los distintos planos –ideológico, psicológico y artístico- las numerosas sugerencias que en La tía Tula se condensan
4 comentarios:
Sí, dan ganas de convertirse en una radical feminista tras leer este libro.
Era una sociedad donde se asimilaban desde el nacimiento doblegarse, hacerse la tonta, sacarificarse por siempre, negarse así misma, dejar atrás el amor y tomar responsabilidades, decisiones y obligaciones de por vida, nadie obligaba, simplemente se enseñaba.
Se dice que la sociedad demanda estilos de vida y comportamientos, en esa época lo pedía y necesitaba así, con un bastante de opresión innecesaria.
Por tanto, tomó la opción de convertirse en una fría pariente que dominaba y controlaba hasta el sentimiento del entorno infantil, juvenil y hasta de los mayores, dictatorial.
O quizá transformada en pacífica mujer, protectora hasta el infinito, dependiendo de su guía espiritual, comportándose este religioso equilibradamente en sus consejos.
Otro cambio a mujer apasionada, enamorada, con necesidad de cumplir aquello que la naturaleza clama, ser madre, ser esposa, ser persona en definitiva.
La sociedad ha cambiado demandando un diferente prototipo ciudadano y hemos llegado a otra vida para todos, la mujer o el hombre enseñarán y valorarán la decisión de ser libre; su alrededor posiblemente mejorará pues la relajación produce menos rabia, más realidad.
He creído ver varias personalidades en esta tía Tula,sobre todo victima y verdugo, quizá fueran mujeres que vivieron aquella opresión como pudieron y dentro de los diferentes entornos, sobreviviendo e intentando buscar la felicidad de alguna manera, siempre y cuando una bofetada no marcara sus límites.
En fin, todo cambia y casi se han conseguido las justas prebendas,las justas libertades, aunque nos cuesten de momento grandes sacrificios laborales; los tiempos pasados no tienen porqué haber sido mejores. Lns.
Me parece una mujer manipuladora, dominante, con un fuerte carácter.
Se nos presenta como una víctima, ya que según ella sacrifica su vida para entregarse a los que la rodean y lo que hace y dice solo sirve para mortificar a toda la familia, ya que los verdaderos sacrificados son ellos, les destroza la vida a cada uno, logra la infelicidad de todos.
Creo que es una persona desequilibrada, obsesionada con el sexo, déspota y perversa.
Nieves
La acabo de leer. En realidad, las apreciaciones que hacen van en sintonia con lo que pienso. Sin embargo, habría que explorar un poco más la figura dominante de Tula.
Hola Juan.
Gracias por tu participación en el blog.
Creo que las opiniones que se dan son a nivel de simples lector@s. Tienes razón en que habríamos de profundizar un poco más en la personalidad de Tula pero es posible que ya tuviéramos que entender algo de psicología para hacerlo. A simple vista nos deja claro que tiene una personalidad muy fuerte y dominante que podría estar provocada por las circunstancias que le tocaron vivir o simplemente porque le gustaba ser así. Las reacciones de las personas ante la vida no vienen marcadas sólo por un elemento. Hay numerosos factores externos que nos hacen ser como somos ¿no te parece?
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