domingo, 28 de febrero de 2010

Marcos Diez - 22-02-10



Nacido en 1976 es escritor de relatos y poesía, columnista y también ha trabajado en televisión dentro del periodismo.
Ha editado “Aprendiendo a ser Clint Eastwood”, parece que le atrae su trayectoria de actor. La verdad es que con su voz parecía salir de una de estas películas, daba a esa admiración un punto de coincidencia, además de su altura y aspecto serio.

Se nos presentó rodeado de las 8 colaboraciones de antología y el libro ”14 relatos de tiendas”.
Se proveyó de un generoso trago de agua antes de comenzar su alocución. Parecía que sería una conferencia sobria, pero a medida que iba leyendo parte del poemario de esta ocasión, que siempre nos entregan de manos de la bibliotecaria a cada uno de los asistentes, nos fuimos quedando prendados de su inteligente y curiosa mirada, de la lectura que atraía y dejaba aislado a cada espectador.
Silencio… Y en él se quedó aquella voz que atraía de la misma manera que el actor que tanto admira, era hipnótica su lectura.
Algunas de sus poesías tienen relación con un acontecimiento agobiante de su vida, un evento desgraciado. Dice que quizás esto le cambió o le influyó en algunos tramos desde entonces… o quizás no.
Desde luego lo que si se aprecia es su vida, desde el punto de vista de la negación en la época de ese suceso, pasando a la calma, estudiando mucho al paso del tiempo, lo necesario, el espíritu y la memoria.
Otras de sus poesías son agradables pero en ellas sigue latente ese estudio u observación del tiempo, las personas y sus sentimientos.
Sus columnas son de todo tipo, según mi parecer algo así como pequeños relatos, cualquier tema imaginable está tocado, son una especie de cuentos, realistas, imaginarios, fantásticos, graciosos, realmente curiosos y valiosos literariamente.

Se ha realizado un cortometraje titulado “La fe”, sacado de uno de estas narraciones. Le gusta reposar sus escritos y nos confiesa que a veces siente apuro o minusvalora lo que sale a sus cuartillas.
Admite que es una forma de desahogar sus dudas o dificultades y que suele sentirse en momentos determinados tocado de las musas. En sus poemas emplea el verso libre, sin métrica ni rima, tan solo, (que no es poco), con musicalidad o encanto.

Este joven autor demuestra una gran personalidad, conocimientos y filosofía de la existencia, agradable, conversador, simpático, lejano a la primera sensación de gravedad o seriedad.
Es bueno es este difícil oficio, sorprende y se une a casi todo lo que escribe en el mismo camino del sentir.
Cada nuevo conferenciante es el asombro escalonado y desde luego que se dirige hasta un nivel inesperado, genial. Desde la distancia de Sainz en edad y estilo, aunque al decir de este muchacho, todos tienen su público, es necesario solamente abrir el abanico para poder llegar a más gentes.
Enhorabuena a Marcos y a nosotros mismos porque es un autentico disfrute literario y personal. Aplausos cerrados y desde el silencio de mi habitación los hago sonar estruendosos, tanto como el ruido de las teclas sonando rápidas y libres, mientras termino el escrito.

San Vte. de la barquera 22 de febrero de 2010
Ángeles Sánchez Gandarillas

La insoportable levedad del ser - Milan Kundera


Esta es una extraordinaria historia de amor, o sea de celos, de sexo, de traiciones, de muerte y también de las debilidades y paradojas de la vida cotidiana de dos parejas cuyos destinos se entrelazan irremediablemente.

Guiado por la asombrosa capacidad de Milan Kundera de contar con cristalina claridad, el lector penetra fascinado en la trama compleja de actos y pensamientos que el autor va tejiendo con diabólica sabiduría en torno a sus personajes. Y el lector no puede sino terminar siendo el mismo personaje, cuando no todos a la vez.

Y es que esta novela va dirigida al corazón, pero también a la cabeza del lector.


En efecto, los celos de Teresa por Tomás, el terco amor de éste por ella opuesto a su irreflenable deseo de otras mujeres, el idealismo lírico y cursi de Franz, amante de Sabina, y la necesidad de ésta, amante también de Tomás, de perseguir incansable, una libertad que tan sólo la conduce a la insoportable levedad del ser, se convierten de simple anécdota en reflexión sobre problemas filosóficos que, afectan a cada uno directamente, cada día.

domingo, 7 de febrero de 2010

Todo depende de la posición


Hacerlo de pie fortalece la columna,
boca abajo estimula la circulación de la sangre,
boca arriba es más placentero,
hacerlo sólo es rico, pero egoísta,
en grupo puede ser divertido,
en el baño es muy digestivo,
en el coche puede ser peligroso...

Hacerlo con frecuencia
desarrolla la imaginación,
entre dos, enriquece el conocimiento,
de rodillas, resulta doloroso...

En fin, sobre la mesa o sobre el escritorio,
antes de comer o de sobremesa,
sobre la cama o en la hamaca,
desnudos o vestidos,
sobre el césped o en la alfombra,
con música o en silencio,
entre sábanas o en el edredón
hacerlo, siempre es un acto de amor
y de enriquecimiento.

No importa la edad, ni la raza, ni el credo,
ni el sexo, ni la posición económica.. ...

Leer es un placer

DEFINITIVAMENTE...
LO MEJOR ES LEER Y DISFRUTAR DE LA IMAGINACIÓN,
Y TÚ LO ACABAS DE EXPERIMENTAR...

¡¡ENRIQUECE EL HÁBITO POR LA LECTURA!!
Y RECUERDA QUE CADA VEZ QUE LEEMOS UN LIBRO, MUERE UN BURRO...


J.G.G.

27/1/10 6:37 PM

¡ Leer !

¡Leer!, es el escape de muchas historias personales, el conocimiento de otras que ignoras, vivir situaciones irrealizables, (viajar, amar, volar, nadar, practicar deportes de riesgo, volver siglos atrás), además de aprender mucho.



Se empieza a leer sin saber hacerlo, entre el divertimento de pasar las hojas con ese ruido alegre, pues cada página suena diferente y que a los pequeñines encuentran divertido, luego ponen su atención en los colores o dibujos que les enseñamos, por las historias que leemos para ellos y damos paso a su interés cuando ya saben leer.
Pero ¡cuidado!, la lectura es una parte de la vida, evitemos que sea lo único que le divierta, tiene que experimentar la realidad en medida, sí porque... es un recurso no una meta.

Lns

20/1/10 11:26 AM

La Lectura


Me gusta leer, pero no leo mucho. Y no leo mucho porque me gustan también otras cosas. Me gusta pintar y escribir; y desde que me jubilé, me gusta cultivar mi huerto y mi jardín. Esto último debe ser gusto de viejos; al menos nunca lo hice con tanto amor a las plantas como lo hago ahora cuando ya estoy cargado de años. Y como me gusta hacer todas estas cosas, he de repartir entre ellas todas mis horas de actividad, por lo que no me queda mucho tiempo para leer. Pero nunca, jamás, me paré a pensar lo que la lectura significa para mí. Gracias a María, nuestra moderadora del “Club de Lectores”, que nos lo ha cuestionado, me pongo a pensar un poco en ello.

Creo que la lectura nos ayuda a evadirnos un poco de la rutina cotidiana. Hace que por un momento nos olvidemos del cabrón que nos hizo aquella putada. Nos olvidemos de la declaración de la renta, de lo que suben los precios de las cosas, de las facturas pendientes de pago, de lo que nos dicen Zapatero y Rajoy que nos van a dar para que los votemos, y que luego en vez de darnos nos lo quitan con tanto impuesto. Del arreglo que debo hacer al coche y del fontanero que tiene que venir a casa para reparar un grifo que pierde. De que por la noche tengo que sacar la basura, y no equivocarme de contenedor del reciclado.

La lectura me permite viajar sin salir de casa. Mediante ella, tan pronto me abro camino entre la espesura de una selva tropical en Brasil, como atravieso en trineo la estepa del norte de Rusia. Lo mismo cruzo el Sahara en la giba de un camello, que veo lanzar el bumerang a los aborígenes de Australia. Conozco países y costumbres; mares, ríos, montañas, valles y ciudades…

Creo que empecé a leer cuando de muy niño nos llevaban a Róiz para enseñarnos a desfilar con un fusil de madera al hombro, y nos regalaban una revista infantil llamada “Flechas y Pelayos”.
Después vinieron las historietas de “Roberto Alcázar y Pedrín”, más tarde “El Guerrero del Antifaz”. Con Emilio Salgari conocí Malasia y el Caribe y soñé con vivir mil aventuras al lado de Sandokán. Rafael Sabatini me enseñó a manejar la espada como el Capitán Blood, Scaramouche o el Cisne Negro.Más tarde leí cosas de Julio Verne, el rey de la ciencia-ficción, que andando los años comprobamos que tenía más de ciencia que de ficción,-“De la Tierra a la Luna”, “Veinte mil leguas de viaje submarino”…

La lectura me ha enseñado que hay entre los humanos distintos puntos de vista para mirar la misma cosa. Que la verdad no es siempre “mi” verdad. Que hay que pensárselo muy bien antes de decirle a otro que está equivocado. Que Campoamor ya rimó en su día aquello de que “en este mundo traidor, nada es verdad, nada es mentira. Todo se ve del color, del cristal con que se mira”…. Y sin embargo, cuantas veces discutimos defendiendo una verdad que es muy relativa, porque nos aferramos a un solo punto de mira. Si con prudencia observáramos la misma verdad desde otro ángulo, quien sabe si nuestra opinión fuera distinta.

Con el hábito de leer aprendes no ya sólo a gozar de lo que te dicen, sino de cómo te lo dicen. Y cuando te lo dicen bien dicho, casi no te importa ya lo que te digan, sigues leyendo y leyendo porque es un placer empaparte de cómo te lo están diciendo.


Jesús Gonzalez González .

26/12/08 4:13 PM

¿Qué es para ti la lectura?


¿Qué es para ti la lectura?
es la pregunta que surge,
en tantos pechos inquietos,
en tantas almas ilustres.

Yo sé muy bien lo que leo,
entre las sombras y luces,
de aquella infancia lejana
y estos otoños con nubes.

Leía cuentos de Hadas
y Caballeros Azules,
con Julio Verne en la luna
y con Salgari en sus buques.

Soñé con viejos piratas,
viajé por mil latitudes
y me encontré un buen día
con aquel Bécquer tan dulce.

El soñador y poeta
el que se hacía mil cruces,
y nos llevaba consigo
por esos meses de octubre.

Luego leí a Dostoyenski
con su tristeza y su mugre,
surgía, sí, de la niebla
entre la estepa y la lumbre.

Había tanto misterio
tantos sucesos impunes,
que me dejó su nostalgia
del jugador y el embuste.

Este rosario es muy largo,
con tanto autor en la cumbre,
con tanta pluma señera,
con tanto verso y perfume.

Por eso digo que leo
y que leí desde el túnel,
desde la infancia que evoco,
hasta estos versos que surgen.


Rafael Sánchez Ortega ©
19/12/08