miércoles, 17 de diciembre de 2008

"Madame Bovary" - Gustave Flaubert


Esta obra ha sido considerada como una de las mejores novelas jamás escrita. A través de una esmerada prosa narra la historia de Emma Bovary, quien, aburrida de su vulgar vida provinciana y de su insulso matrimonio, comete una serie de infidelidades que la llevan al desastre final. Entre los muchos méritos de la novela cabe destacar la finura psicológica con que es descrita la protagonista.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta novela la estamos leyendo en el club de lectores de la biblioteca de San Vicente de la Barquera. Mi opinión es la siguiente: me parece una mujer muy adelantada a su tiempo por el concepto de independencia nula en aquella época. Su personalidad es extraña, pués demuestra, ser una mujer sin instinto maternal, antepone su realización personal a todo , pues´cuando la propone su amante Rodolfo huir, es él quien´la dice: ¿y la niña?, por tanto, a pesar de sus luchas exixtenciales, tiene cierta dosis de egoismo. Entiende también el amor ,como un estado de pasión permanente, luego irreal Y no quiero extenderme más, ya que se puede escribir largo y tendido, sobre este clásico de la literatura.

Anónimo dijo...

Yo también he leido esta pesadísima novela, y reconozco que he tenido que hacer un esfuerzo para llegar al final. Me cuesta creer que Vargas Llosa la leyera seis veces como dice. Me cuesta creerlo, pero lo creo porque él lo dice. Seguro que le pagaron bien por prologarla y quiso esmerarse en su análisis sobre el autor y su obra, y, claro, tuvo que leeer y releer para decir cosas alagadoras. A mi, más que aburrir, me cansó. A Mari Luz le interesó más hacer un estudio sobre la tal señora en sí misma. La ve"adelantada a su tiempo". No lo creas Luz, tan adelantadas las hubo siempre, lo que pasa es que hasta que al bueno de Gustavo (el autor), no se le ocurrió contar la historia, tu no lo sabías. A mi, más que adelantada, me parece un poco putuca, pero como tu no conoces muy bien a estas señorinas, te parecen que son de "personalidad extraña". Claro que no tenía instinto maternal. ¿De quien crees que eran los niños que llenaban los hospicios de aquellos años? Pues de señoras de "personalidad extraña. Claro que Rodolfo, que era mucho menos "personaliextrañizado" que ella, pensó en la niña que no pensó su madre. Tu le ves "cierta dosis de egoísmo". Pues menos mal que sólo tenía cierta dosis, que si tiene un poco más deja a todos los franceses en calzoncillos. También te parece raro que entendiera el amor como "pasión permanente", pero mujer, si ella no sentía amor. Sentía solo necesidad de satisfacer su egoísmo, que era su única aspiración, y sabía como conseguirlo. No ves como al final, aún sabiendo que aquél muchacho la rechaza se le ofrece a cambio de dinero? Adelantada, si hubiera luchado por ir a la universidad, o aunque sólo fuera porque María la admitiera en el "Club de Lectura" al que tu y yo pertenecemos. Espero que, como ya todos somos mayores, Kiko no censure ésto y lo publique, así quien sabe si algún lector se anima a leer "Madame Bovary" y luego volvemos a contrastar mas opiniones.

Anónimo dijo...

Después de leer el prólogo de Vargas Llosa no me queda más remedio que reconocer lo poco entendida que soy en las artes de la lectura y la escritura.
Encuentro la primera parte de la obra aburrida, pesada como una losa, lenta, lenta, leeennntaaaa.
En esta edición que hemos leido, al final del libro, tuvimos la enorme suerte de poder leer la correspondencia que el autor mantuvo con su novia y amigos durante el largo tiempo que duró la ejecución de esta obra. Esas cartas nos muestran los suplícios que Flaubert pasó para escribir este libro. Semanas enteras buscando una frase adecuada.... meses para llenar una página..... que después de hecha al leerla no le convencía y acababa en la papelera.....
En fín, seis largos años trabajando todos los días para obtener como resultado esta gran obra.
En esas cartas podemos ver sus etapas de desánimo en las que estuvo a punto de abandonar muchas veces. Estas cartas me han gustado mucho más que el libro, me han aportado más cosas. Me han hecho ver que escribir no consiste en coger un lapiz, un papel y "tira millas". Detrás de esta obra existe un árduo trabajo de investigación y de imaginación, además de la paciencia demostrada por el autor para escribir una y otra vez una misma página hasta lograr decir lo que quería y como quería.
Después de leídas estas cartas una se siente menos ignorante al discrepar de la opinión de los grandes entendidos en literatura sobre Madame Bovary, pues hasta el mismo autor quedó asqueado de su obra.
Concretando, para no caer en la misma pesadez que estoy criticando. Me parece una obra muy trabajada, con unas descripciones tan sumamente amplias que podríamos saber cuantos pétalos tiene la margarita que está en la parte derecha del bosque donde Bovary y su amante pasan el día de los Comicios, pero para mi gusto excesivas.

Anónimo dijo...

La verdad Mar, es que no se quien eres. Pero escribes muy bien. Eres clara y concisa, que no es poco.Y escribiendo así, bien puedes coger un lápiz y "tirar millas" como tu dices. Si lo piensas tanto como Gustavin Flaubert, pudieras hacer una cosa tan aburrida como la suya. ¿Buena? Si, según dicen los entendidos muy buena. Pero, coño, que tostón. Leyendola me recordaba de los sermones del cura de mi pueblo, que miestras él hablaba y hablaba, los feligreses echábamos un sueño- Anímate y sigue escribiendo. ¿Sabes que Rafael, nuestro poeta va a dirigir un taller de escritura? Apúntate. ¿Tienes algún otro nombre además de Mar? Ese no me suena del Club de la Lectura, aunque no te hagas mucho caso de mi, que puedo estar a las puertas de la demncia senil.
Un saludo

Anónimo dijo...

"¡Hay tantas maneras de leer, y hace falta tanto talento para leer bien!"
Gustave Flaubert (1821-1880), escritor francés.

Anónimo dijo...

Emma Bovary, el popularísimo personaje del espléndido libro de Flaubert, fue la primera "gran perra" de la literatura. La primera mujer protagonista de una novela que, harta de la aburridísima vida de provincias, del insustancial de su marido, de la caspa de la clase media y de - probablemente - una vida sexual de lo más anodina, decidió convertirse en una auténtica hija de la gran p....

Nada de heroina romántica, de mujer adelantada a su tiempo, de víctima de la falocracia dominante ni del provincianismo a ultranza. Para nada.

Emma Bovary se lanzó de cabeza al consumismo compusivo, al sexo extramarital, a los ataques de egotrip y, por supuesto, a la autodestrucción, con lo que inauguró un nuevo modelo de mujer de ficción, que se alejaba de la iconografía de las salomés y otras vampiresas de la época para inaugurar un nuevo cliché de maldad femenina: la mala burguesa. La perversa de boutique.

Emma padecía la claustrofobia de la vida de esposa ejemplar que le estaba destinada y optó por mandarla a la mierda, junto con la respetabilidad social, la maternidad responsable y otras zarandajas muy apreciadas en la época y que a ella le importaban bastante menos que un sombrero nuevo o un deslumbrante polisón. Admirable decisión que, al terminar mi primera lectura de la novela, me llevó a afirmar:

¡Cómo me gusta Madame Bovary!
Cuánto aprendieron de ella Bette Davis, Joan Crawford, las hermanas Collins, y mi profesora de inglés del colegio; esa que decía: "Yo trabajo para pagar a mi chófer filipino", y era verdad.

Y cuánta razón tenía el bueno de Gustave cuando afirmó aquello de 'Madame Bovary c'est moi'; porque en la literatura, en la Gran Literatura, o eres una trepa sin escrúpulos o si no, no te comes un colín (en su caso, una baguette).

Madame Bovary somos todos. Por eso sobrevivimos, si no, de qué.

Anónimo dijo...

Me gustaría recomendaros la versión cinematográfica de Madame Bovary que dirigió Vicente Minnelli en el año 1949. Es una adaptación buenísima de la novela de Flaubert de la que disfrutamos los miembros del club de lectura el pasado 12 de enero.